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Tratamientos calmantes y para piel sensible

¿Tienes la piel sensible, irritada y con rojeces? ¡Entonces estos productos son para tí! Las pieles sensibles necesitan unos tratamientos específicos que le aporten mecanismos de defensa, por ello es imprescindible añadir en tu rutina facial tratamientos calmantes para pieles sensibles.

Estos productos se encargan de restablecer la belleza natural de tu piel. Hidratándola y protegiéndola así de las agresiones externas. Alivian al instante la sensación de falta de confort en la piel, a la vez que la refresca y elimina rojeces. ¡Luce una piel impecable con Primor!

12 productos

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Una piel sensible e intolerante reacciona más que una piel normal, es decir, es hiperreactiva. Experimenta sensaciones de cosquilleo, calor (quemazón), hormigueo y picor, la mayoría de las veces de manera intermitente. Estas sensaciones de incomodidad a veces también van acompañadas de enrojecimientos y se manifiestan de forma exagerada como reacción a estímulos de naturaleza diversa que, normalmente, no deberían causar irritación. Dichos factores o estímulos pueden ser físicos —radiación UV, variaciones de temperatura, viento o el propio hecho de frotarse la piel—; psicológicos —el estrés, o químicos: productos cosméticos, jabones…—. Por eso, es necesario cuidarla a diario con tratamientos calmantes que hayan sido diseñados expresamente para este tipo de pieles.

¿Cómo saber si tengo la piel sensible?

Detectar si tienes la piel sensible o solo pasas por una fase de sensibilidad es primordial. No obstante, sus síntomas son claros, y pueden aparecer tanto en el rostro como en cualquier zona del cuerpo:

  • Escamas, enrojecimiento, erupciones, inflamación, descamación y aspereza.
  • Pueden acompañarse de comezón, ardor, tirantez y pinchazos.

Por otro lado, a nivel facial, reconocer una piel sensible se complica. Como ya hemos explicado, la piel sana mantiene un equilibrio delicado que la protege de las influencias externas y que regula los niveles de humedad. Esto se debe a que la barrera cutánea se compone de células y lípidos que funcionan como cimientos y que proporciona estabilidad y permeabilidad a la piel a la vez que regula los líquidos y mantiene la elasticidad y la firmeza.

Sin embargo, en las pieles sensibles esto no es así. La barrera cutánea es más débil y se ve afectada por un exceso de pérdida transepidérmica de agua (PTEA), facilitando la presencia de agentes irritantes. Además, el grosor de la epidermis puede ser tan delgado como 0.02 mm, en comparación con un grosor promedio de 0.1 mm en otras partes del cuerpo.

¿Por qué tengo la piel sensible?

¿Causas? Hay muchas (y más de las que te imaginas). Desde cambios extremos de temperaturas hasta periodos de lactancia, embarazo o alteraciones emocionales. Exposición solar, polución, una mala alimentación o no quitarnos el maquillaje de la forma adecuada puede hacer que nuestra piel adopte una mayor sensibilidad. No obstante, hay otros dos factores que influyen en la disminución de tolerancia de la piel:

  • Deshidratación. Una piel deshidratada muestra una barrera de la piel más debilitada, por lo que favorece la penetración de agentes potencialmente irritantes y muestra una mayor sensibilidad.
  • Secreción excesiva. Parece que las pieles intolerantes tienen una secreción excesiva de ciertos neurotransmisores a través de las terminaciones nerviosas superficiales, así como de citocinas (sustancias secretadas por las células de la piel), las cuales promueven los procesos inflamatorios. Tales secreciones anormales son igualmente el origen de ciertas sensaciones desagradables que experimentan las personas afectadas. Las pieles sensibles e intolerantes se caracterizan, además, por una sobreproducción de radicales libres.

Diferencias entre una piel sensible y una piel sensibilizada

Posiblemente no te has planteado que, efectivamente hay una diferencia. Recordemos su definición: una piel sensible se enrojece con facilidad y presenta irritaciones y picores. Es una piel alterada y muy frágil ante agresiones externas como la contaminación, los cambios bruscos de temperatura, una alimentación inadecuada, la falta de sueño, el cansancio, y otros factores asociados al estado emocional y psíquico como el estrés, la ansiedad, la depresión, etc. Tal y como cuentan los expertos de Avène: «A veces, esta sensibilidad es exagerada, la piel no se calma con ninguno de los productos hidratantes utilizados habitualmente, no soporta nada y como resultado se transforma en alérgica».

Sin embargo, una piel puede estar sensibilizada  y no tener ninguna patología dermatológica, siendo  una característica que vaya asociada a alteraciones, estímulos producidos por ciertas intolerancias a productos de higiene de uso diario que estimulan y producen verdaderas alergias siendo responsables de la aparición de un eczema o urticaria.

Cómo cuidar una piel sensible

Cada piel es un mundo, por eso es recomendable acudir a un experto que nos explique cuál es la mejor vía para transformar nuestra piel. No obstante, hay pequeños hábitos que podemos introducir en nuestra rutina beauty para mejorar el aspecto de nuestro cutis:

  • Reduce el riesgo de intolerancia con cosméticos hipoalergénicos y no comedogénicos.
  • Protege, purifica e hidrata con productos de cuidado con mínimo de ingredientes, sin parabenos, sin alcohol.
  • Evita la exposición prolongada al sol y usa un fotoprotector.
  • Calma las irritaciones y las rojeces, restablece el confort cutáneo y refuerza la función barrera de la piel.

Mejores limpiadores para pieles sensibles

Una piel limpia es una piel a prueba de balas, y a la hora de hablar de las pieles más sensibles, estos son algunos de los mejores limpiadores:

Mejores tónicos para pieles sensibles

Refuerza tu barrera cutánea con los mejores tónicos para piel sensible. Día a día, notarás tu rostro más fuerte y tonificado:

Mejores cremas para la piel sensible

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