El cuerpo femenino sigue siendo un misterio para muchas personas, incluso para aquellas que lo habitan. Hay temas de los que apenas se habla y problemas que, aunque afectan a muchas mujeres, parecen rodeados de silencio. El vaginismo es uno de ellos y en este artículo de Primor te contamos todo lo que debes saber sobre él, para ponerle remedio o prevenirlo.
Si alguna vez has sentido un dolor intenso, ardor o incluso una imposibilidad total para mantener relaciones sexuales con penetración, usar tampones o someterte a un examen ginecológico, es posible que estés experimentando vaginismo. Y no, no es algo “psicológico” ni una cuestión de “relajarse”. Es un trastorno real que tiene causas médicas, emocionales y fisiológicas.
¿Qué es el vaginismo?
El vaginismo es una disfunción sexual femenina caracterizada por la contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico cuando se intenta introducir algo en la vagina. Esta reacción automática hace que la penetración resulte dolorosa, difícil o, en algunos casos, imposible.
- No es voluntario. No es que la persona no quiera, sino que su cuerpo reacciona de forma automática.
- No siempre es permanente. Puede aparecer en cualquier etapa de la vida y, con el tratamiento adecuado, se puede superar.
- No es lo mismo que dispareunia. Mientras que la dispareunia es el dolor durante la penetración, el vaginismo implica una contracción involuntaria de los músculos vaginales.
¿Cuáles son las causas del vaginismo?
El vaginismo puede deberse a múltiples factores, tanto físicos como emocionales. En muchos casos, es una combinación de ambos.
1. Causas físicas
- Infecciones vaginales: Candidiasis, vaginosis bacteriana o cualquier infección que cause inflamación y dolor pueden desencadenar vaginismo.
- Problemas hormonales: Bajos niveles de estrógenos (por ejemplo, durante la menopausia o después del parto) pueden provocar sequedad vaginal y dolor.
- Enfermedades ginecológicas: Endometriosis, quistes ováricos o síndrome de ovario poliquístico pueden estar relacionados con el vaginismo.
2. Causas emocionales y psicológicas
- Experiencias traumáticas: El abuso sexual, una primera experiencia sexual dolorosa o un parto complicado pueden generar una respuesta de defensa en el cuerpo.
- Ansiedad y miedo al dolor: La anticipación de que la penetración será dolorosa puede hacer que el cuerpo reaccione tensándose automáticamente.
- Educación sexual restrictiva: Crecer en un entorno donde la sexualidad se ve como algo sucio, peligroso o tabú puede generar bloqueos inconscientes.
¿Cuáles son las consecuencias del vaginismo?
El vaginismo no solo afecta la vida sexual de quien lo padece, sino también su bienestar emocional, sus relaciones y su autoestima.
- Impacto en la vida sexual: La imposibilidad de mantener relaciones con penetración puede generar frustración y ansiedad.
- Problemas de pareja: Puede haber incomprensión, tensión y miedo al rechazo si no se aborda el tema con comunicación y empatía.
- Afectación en la salud mental: Muchas mujeres con vaginismo experimentan culpa, vergüenza o sensación de “no ser normales”.
¿Tiene solución?
Sí, el vaginismo se puede tratar. Y lo más importante: no estás sola. Con la ayuda adecuada, es posible superar esta condición y recuperar una vida sexual satisfactoria.
- Terapia psicológica o sexológica: Para abordar los miedos y la ansiedad que puedan estar involucrados.
- Ejercicios de suelo pélvico: Trabajar con un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico puede ayudar a relajar los músculos vaginales.
- Uso de dilatadores vaginales: Progresivamente, pueden ayudar a que la penetración sea más cómoda y sin dolor.
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