Una piel sana es una piel sin imperfecciones y a prueba de balas. Por tanto, si estás buscando los mejores tratamientos para la cara, deberías tener en cuenta tres factores: tu tipo de piel, necesidad y la edad. Te explicamos todo lo que deberías saber y dónde puedes encontrar los mejores productos para un rostro uniforme, liso y terso.
¿Qué tipo de piel tengo?
- Piel normal. Si notas que tienes pocos granos, poros pequeños y tu piel no suele irritarse ni enrojecerse, lo más probable es que tengas una piel normal. Este tipo de piel suele ser equilibrada, no es demasiado seca ni muy grasa, y no tiene manchas. Por otro lado, tu dermis es suave, resistente, y acepta la mayoría de los principios activos que se usan en los productos de cuidado para la piel, por lo que comprar productos de belleza será pan comido para ti.
- Piel mixta. Este tipo de piel es una combinación entre la piel seca y la piel grasa cuyas particularidades se manifiestan principalmente en el rostro. Se caracteriza por tener la conocida zona “T” (frente, nariz y barbilla) con tendencia grasa. Ahí, los poros están abiertos, con impurezas y rastros de acné por lo que presenta un aspecto brillante. Sin embargo, en la zona de las mejillas la piel es normal, incluso con tendencia a ser seca.
- Piel grasa. La piel grasa es una piel que produce un exceso de lípidos. Este desarreglo puede tener su origen en las variaciones hormonales, o agresiones externas como el estrés o la contaminación. A diferencia de la piel seca, en este caso las glándulas sebáceas aportan bastantes más lípidos de los necesarios, y cuando el exceso de grasa se mezcla con la suciedad y las células muertas de la piel, comienzan a formarse granos. Las investigaciones indican que entre el 40 y 55% de los adultos tienen la piel grasa y sufren acné tardío.
- Piel seca. La piel seca es pobre en lípidos y con tendencia a la deshidratación. Es por eso que necesita cuidados específicos que la ayuden a mantener su función de barrera y a preservar la hidratación que tanto necesita. Las pieles secas se caracterizan por tener una sensación de tirantez, tono apagado, tacto áspero, irritable, con rojeces e incluso puede presentar descamación. Por tanto, hidratarla es la clave para que el paso de los años no la castigue.
- Piel sensible. Una piel sensible e intolerante reacciona más que una piel normal, es decir, es hiperreactiva. Experimenta sensaciones de cosquilleo, calor (quemazón), hormigueo y picor (aunque esto es poco frecuente), la mayoría de las veces de manera intermitente. Estas sensaciones de incomodidad a veces también van acompañadas de enrojecimientos y se manifiestan de forma exagerada como reacción a estímulos de naturaleza diversa que, normalmente, no deberían causar irritación. Dichos factores o estímulos pueden ser físicos: radiación UV, variaciones de temperatura, viento o el propio hecho de frotarse la piel; psicológicos: por ejemplo, el estrés, o químicos: productos cosméticos, jabones…
A cada edad una preocupación
A los 30
Querida beauty hunter, ahora mismo la prevención es la clave de todo. Ayuda a tu piel a retener la retener la hidratación en la piel y seguir luchando contra el antienvejecimiento prematuro. Como ingredientes milagrosos, apuesta por aquellos cosméticos con ácido hialurónico para hidratar y vitamina C para aportar luminosidad.
Además, olvídate de aplicarte la misma crema de noche que de día. Por la noche, son una buena opción los retinoides. Es el mejor activo preventivo. Si no sabes cómo usarlos, lo mejor es que acudas a nuestra guía básica para usar el retinol. Tampoco olvides el contorno de ojos. A partir de los 25 se vuelve todo un imprescindible, ya que la piel deja de producir colágeno de forma natural.
A los 40
A esta edad, la piel pierde elasticidad y luminosidad. Las arrugas comienzan a ser más visibles y los signos de fatiga se hacen más evidentes. ¡No permitas que el paso del tiempo haga mella en tu piel! Escoge cosméticos con retinol, coenzima q10 y un complejo vitamínico que estimule la producción de elastina de la piel. ¿Un secreto? El booster se convertirá en tu mayor aliado.
A partir de los 50
Las pieles maduras son algo más difíciles de tratar, pero nada que no se pueda solucionar con una buena elección de productos. A partir de los 50 años, la dermis se vuelve flácida, se hunde y deja de producir colágeno y elastina de forma natural. Eso, sumado a factores como la menopausia, pueden causar estragos en tu piel. Para evitarlo, apuesta por hidratantes densas que ataquen a los diferentes tipos de arrugas y que potencien tu mejor versión.
Tipos de tratamientos para la cara
- Antimanchas. O anti pigmentantes. Estos tratamientos disminuyen el tamaño de las manchas causadas por la edad o por la exposición solar y previenen su aparición futura.
- Antiarrugas. Rellenan las arrugas desde el interior para un acabado liso y visiblemente más joven. Por otro lado, fomenta la producción de colágeno y elastina de la piel, al mismo tiempo que refuerza la barrera cutánea.
- Antifatiga. Despiertan la piel para un acabado elástico y revitalizado. La piel apagada toma un aspecto iluminado, sin bolsas, ojeras o marcas del estrés oxidativo.
- Antiacné. Combaten granos, comedones, espinillas y brotes. Su acción secante acelera el proceso de curación del grano a la vez que le proporciona la hidratación que necesita para evitar tirantez o descamación.
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Eficaz con todo tipo de manchas y con todo tipo de pieles, incluso las más sensibles. Este sérum no solo corrige las manchas y previene su aparición, sino que también resalta el resplandor del cutis al tiempo que lo uniformiza.