A veces, creemos que estamos haciéndolo todo bien: limpiamos, tonificamos, aplicamos suero, hidratamos… pero, ¿y si todo eso no está funcionando como debería? Si te has dado cuenta de que, a pesar de seguir tu rutina al pie de la letra, tu piel no luce como esperabas, puede que el problema esté en los productos que estás usando o en la forma en que los aplicas. En este artículo de Primor te contamos los principales síntomas de que tu rutina facial no es la adecuada o que no está haciendo el trabajo que tu piel necesita.
Tu rutina facial no es la adecuada: síntomas
1. Tu piel está constantemente seca o deshidratada
¿Notaste que, incluso después de hidratar tu rostro, la piel sigue tirante o áspera al tacto? Esto puede ser señal de que tu rutina facial no está proporcionando suficiente hidratación, o peor aún, que estás usando productos que la resecan. Si tu piel está perdiendo su vitalidad y se ve opaca, es posible que estés utilizando limpiadores demasiado agresivos o cremas que no se adaptan a las necesidades de tu tipo de piel.
Posibles causas:
- Limpiadores con sulfatos que despojan a la piel de sus aceites naturales.
- Productos que no están sellando la hidratación adecuadamente.
- Exceso de exfoliación o uso de activos demasiado fuertes.
Tip: Cambia a limpiadores suaves y busca cremas hidratantes con ingredientes como ácido hialurónico o ceramidas para restaurar la barrera cutánea.
2. Tu piel está más grasa de lo normal
La piel grasa no siempre significa que estás usando demasiados productos hidratantes. En ocasiones, el exceso de productos deshidratantes puede hacer que la piel, en un intento por compensar la falta de humedad, produzca aún más sebo. Si te encuentras con el rostro brillando en exceso durante el día, incluso después de haber seguido tu rutina, puede ser que no estés eligiendo los productos adecuados para equilibrar tu tipo de piel.
Posibles causas:
- Productos que resecan en exceso la piel y provocan una sobreproducción de sebo.
- No usar la cantidad correcta de hidratante para tu tipo de piel.
- Productos demasiado pesados para pieles mixtas o grasas.
Tip: Opta por productos ligeros y no comedogénicos, como geles hidratantes o serums oil-free, para controlar la grasa sin comprometer la hidratación.
3. Aparecen brotes y granitos sin explicación aparente
Un brote aquí y allá puede ser normal, pero si te encuentras luchando contra granitos, espinillas o puntos negros constantemente, es posible que tu rutina facial esté provocando una obstrucción de los poros. Esto suele suceder cuando no estás utilizando productos adecuados para limpiar en profundidad o cuando tu piel reacciona a ciertos ingredientes.
Posibles causas:
- Uso de productos demasiado pesados que obstruyen los poros.
- Combinación incorrecta de activos que causan irritación o sensibilidad.
- No limpiar lo suficiente o no retirar bien el maquillaje.
Tip: Asegúrate de utilizar un limpiador suave pero efectivo, y considera incorporar un exfoliante suave o un tónico con ácido salicílico para evitar la acumulación de células muertas.
4. Irritación y enrojecimiento persistente
Si notas que tu piel se pone roja con frecuencia o que se siente sensible e irritada, es probable que estés utilizando productos que no se adaptan a las necesidades de tu rostro. La irritación puede ser señal de que tu rutina es demasiado fuerte, que estás utilizando productos con fragancia o ingredientes que provocan reacciones adversas, o que simplemente estás sobrecargando la piel.
Posibles causas:
- Ingredientes irritantes como alcohol, fragancias o activos demasiado potentes.
- Exceso de exfoliación o de productos con retinol.
- Uso de productos que no son adecuados para tu tipo de piel (por ejemplo, productos para piel seca en pieles grasas).
Tip: Opta por fórmulas hipoalergénicas, sin fragancia y que sean aptas para pieles sensibles. Dale un descanso a tu piel y simplifica tu rutina.
5. Tu piel no mejora con el paso del tiempo
Una de las señales más claras de que tu rutina no es la correcta es la falta de mejoras. Si después de varias semanas de seguir la misma rutina no ves resultados en cuanto a textura, hidratación o luminosidad, es posible que los productos que estás utilizando no estén funcionando para tu tipo de piel.
Posibles causas:
- No estás utilizando los ingredientes correctos para tu tipo de piel (por ejemplo, ácidos o retinol para pieles maduras, o antioxidantes para pieles apagadas).
- Los productos no están penetrando bien en tu piel debido a una barrera cutánea comprometida.
- Estás utilizando productos que no están siendo absorbidos por tu piel de manera efectiva.
Tip: Revisa los ingredientes de tus productos y asegúrate de que estén alineados con tus necesidades. Si no ves cambios, es hora de ajustar o probar nuevas opciones.