Vamos a ser claras: las rutinas faciales, que alguna vez consistieron en un simple lavado de cara y crema hidratante, han evolucionado en los últimos años hacia procesos más complejos, con múltiples pasos y productos específicos para diferentes necesidades de la piel. Aunque estas rutinas más extensas prometen grandes beneficios, hay un debate sobre si son necesarios estos pasos (o realmente no). En este artículo de Primor te contamos por qué las rutinas faciales ahora son complicadas.
¿Por qué las rutinas faciales se están complicando?
- Tendencias en redes sociales y marketing. Instagram, TikTok y YouTube son los reyes de las tendencias, y con las miles de gurús y expertas en belleza promoviendo rutinas extensas, han animado a las marcas a capitalizar este fenómeno.
- K-beauty y sus rutinas de diez pasos. La tendencia de la belleza coreana (K-beauty) ha popularizado las rutinas de 10 pasos o más, que incluyen limpiadores, tónicos, esencias, sueros, cremas y más. Estas rutinas enfatizan el cuidado holístico de la piel, con capas de productos para abordar diferentes necesidades, lo que ha influido en la expansión de las rutinas faciales en todo el mundo.
- Enfoque en la personalización. Cada vez más, las rutinas faciales se están volviendo más personalizadas. Esto ha llevado a que las personas añadan productos específicos para tratar condiciones como acné, arrugas, manchas, poros dilatados o sensibilidad, creando rutinas más extensas y complejas, que insistimos, no son para todas.
Ventajas de una rutina facial más completa
- Una rutina más compleja puede permitirte abordar problemas específicos de tu piel. Por ejemplo, un suero con vitamina C para el brillo, un retinoide para las arrugas y un ácido salicílico para el acné.
- Algunos pasos adicionales, como el uso de antioxidantes o protector solar, son clave para prevenir el envejecimiento prematuro y mantener una piel más joven durante más tiempo.
- Rutinas que incluyen exfoliantes, masajes o mascarillas ayudan a eliminar células muertas, mejorar la circulación y estimular la renovación celular. Esto da como resultado una piel más sana y radiante.
¿Hay riesgos?
Sí. Te contamos cuáles:
- Usar demasiados productos, especialmente si contienen ingredientes potentes como ácidos o retinoides, puede causar irritación, enrojecimiento o incluso dañar la barrera natural de la piel. Más no siempre es mejor; sobrecargar la piel puede hacer que se vuelva reactiva o propensa a brotes.
- Podrías mezclar productos que no deben combinarse. Por ejemplo, el uso simultáneo de ácidos exfoliantes y retinoides.
- Algunas rutinas pueden ser tan extensas que se vuelven difíciles de mantener, lo que lleva a que las personas se sientan abrumadas o que abandonen el cuidado de la piel por completo. Esto puede generar frustración y hacer que el proceso, en lugar de ser un momento de autocuidado, se vuelva estresante.
¿Es necesaria una rutina compleja para una piel saludable?
La respuesta depende de cada persona y su tipo de piel, pero en general, no es necesario complicarse demasiado para tener una piel sana. Los elementos básicos de una buena rutina facial siguen siendo muy efectivos y necesarios para la mayoría de las personas:
- Limpieza. Una limpieza adecuada (sin productos agresivos) es esencial para eliminar el maquillaje, la suciedad y los contaminantes ambientales.
- Hidratación. Mantener la piel hidratada es crucial para suapariencia. Una buena crema hidratante que se ajuste a tu tipo de piel es suficiente para muchas personas.
- Protección solar. El uso diario de protector solar es probablemente el paso más importante para prevenir el daño solar, las arrugas y el cáncer de piel.