Has oído hablar de ellos en numerosas ocasiones, y a pesar de que sabes que son “malos” o perjudiciales para la salud, lo cierto es que no sabemos muy bien lo que son exactamente los radicales libres. Hoy solucionamos todas tus dudas:
Radicales libres: qué son y para qué sirven
Los radicales libres son moléculas altamente reactivas que resultan inestables y propensas a reaccionar con otras moléculas, incluyendo las células del cuerpo humano. Pueden ser generados por la exposición solar, a causa de las radiaciones, la contaminación del aire, o algunos procesos químicos que ocurren en el cuerpo, entre otros factores.
Pero ¿por qué tienen tan mala fama? Cuando los radicales libres interactúan con otras moléculas, pueden causar daño celular y desencadenar una serie de reacciones que pueden llevar a enfermedades y trastornos cutáneos. Su cantidad excesiva recibe el nombre de estrés oxidativo el cual contribuye al envejecimiento y aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer, enfermedades cardíacas y neurodegenerativas.
Sin embargo, los radicales libres en su justa medida también pueden ser utilizados para el bien. Concretamente en el ámbito de la radioterapia. Por lo tanto, también son necesarios, pero en su justa medida.
¿Qué producen los radicales libres?
Los radicales libres se forman naturalmente durante los procesos metabólicos del cuerpo, como la producción de energía en las mitocondrias. Sin embargo, también pueden ser originados por factores externos como la exposición al humo de cigarrillos, la radiación y la contaminación ambiental.
Se habla mucho de efectos comunes que provocan su presencia, como determinadas afecciones crónicas o una aceleración del envejecimiento cutáneo. No obstante, otras de las consecuencias de la presencia de radicales libres en el cuerpo incluyen el daño del ADN, la oxidación del colesterol, la inflamación, la disfunción mitocondrial y el estrés oxidativo. Estos procesos pueden contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, cáncer, enfermedades neurodegenerativas, diabetes y artritis, entre otras.
Los radicales libres en la piel: efectos
Como ya hemos explicado, los radicales libres pueden dañar las células de la piel y otros tejidos, provocando mutaciones y comportamientos irregulares de las células que pueden originar:
- Envejecimiento prematuro de la piel. Pueden descomponer las fibras de colágeno y elastina en la piel, lo que incita a la pérdida de elasticidad y firmeza en la piel.
- Arrugas y líneas de expresión. El daño causado puede debilitar las células de la piel y aumentar la aparición de arrugas y líneas finas, fomentando un aspecto envejecido y opaco.
- Pigmentación irregular. También pueden afectar a la producción de melanina en la piel, lo que facilita la aparición de manchas oscuras o una pigmentación irregular.
- Sensibilidad y enrojecimiento. Otro de los efectos más comunes es la inflamación que podría contribuir a que la piel sea más sensible y propensa al enrojecimiento y picazón.
Cómo protegernos de la presencia de los radicales libres
Sabiendo todo lo que has aprendido sobre ellos, lo normal es que busques prevenir sus efectos y protegerte del daño que causan en nuestra piel y en nuestro organismo. Para conseguirlo, tan solo tendrás que:
- Consumir una dieta rica en antioxidantes. Los antioxidantes neutralizan los radicales libres y pueden encontrarse en frutas, verduras, frutos secos, semillas, legumbres y cereales integrales.
- Evitar el tabaco y el alcohol. Recuerda que fumar y beber alcohol pueden aumentar la producción de radicales libres en el cuerpo, lo que aumenta el riesgo de daño celular.
- Limitar la exposición a la contaminación. La contaminación ambiental, incluyendo el aire y el agua contaminados, puede aumentar la exposición a los radicales libres. Si vives en una ciudad es un poco más complicado, aunque siempre podrás optar por un protector solar que incluya un filtro antipolución.
- Proteger la piel del sol. Los rayos UV del sol pueden aumentar la producción de radicales libres en la piel, lo que puede dañar las células y aumentar el riesgo de cáncer de piel. Por lo tanto, es importante utilizar protector solar y limitar la exposición al sol durante las horas pico. Apuesta con uno con un SPF +50, son los más eficaces.
- Realizar ejercicio regularmente. Te preguntarás, ¿y qué tendrá que ver? Pero lo cierto es que tiene que ver, y mucho más de lo que piensas. El ejercicio puede aumentar la producción de radicales libres en el cuerpo, pero también ayuda a fortalecer el sistema antioxidante natural del cuerpo. Por lo tanto, es importante hacer ejercicio regularmente para mantener una buena salud.
- Reducir el estrés. El estrés crónico puede aumentar la producción de radicales libres en el cuerpo, lo que puede contribuir al envejecimiento y a enfermedades crónicas. Por lo tanto, es importante reducir el estrés a través de técnicas de relajación como la meditación, el yoga o el tai chi. Eso y tomarte unas buenas (y merecidas) vacaciones.