Dicen que el cabello es el reflejo de tu salud, y razón no les falta. Desde la infancia, el pelo experimenta cambios que pueden marcar su densidad y fortaleza en la edad adulta. Pero, aunque solemos asociar la caída con un problema que llega con los años, la realidad es que el cabello empieza a debilitarse mucho antes de lo que imaginamos. Es más, la caída del cabello en la infancia es más común de lo que crees, y en este artículo de Primor te contamos por qué.
La genética, la alimentación y los hábitos diarios influyen más de lo que creemos en la salud capilar, y empezar a cuidarla desde la infancia es clave para prevenir problemas futuros. No se trata de obsesionarse con rutinas interminables ni de llenar el baño de productos, sino de entender que el cuero cabelludo necesita atención desde siempre.
¿Por qué se cae el pelo en la infancia?
Antes de alarmarnos, hay que diferenciar entre la caída natural del cabello y una pérdida excesiva. En los primeros años de vida, el ciclo capilar está en constante renovación, y es normal que los niños pierdan pelo. Sin embargo, cuando la caída es notable, prolongada o deja zonas despobladas, puede deberse a diferentes factores:
- Genética: Si hay antecedentes de alopecia o cabello fino en la familia, es probable que el niño herede esa predisposición.
- Estrés o ansiedad: Sí, los niños también sufren estrés, y este puede manifestarse con la caída del cabello.
- Deficiencias nutricionales: La falta de hierro, zinc o biotina puede hacer que el pelo se vuelva más frágil y quebradizo.
- Hábitos capilares agresivos: Peinados muy tirantes, productos inadecuados o lavado excesivo pueden debilitar el folículo.
Cuidar el cabello desde pequeños: lo que sí y lo que no
Empezar a tratar la caída del cabello en la infancia no significa recurrir a tratamientos agresivos ni llenar su rutina de productos. Se trata de establecer hábitos saludables que fortalezcan el cuero cabelludo y ayuden a prevenir problemas a largo plazo.
- Usar champús suaves y adaptados a su edad. Nada de sulfatos agresivos ni fórmulas pesadas.
- Cepillar con cuidado, evitando tirones y utilizando cepillos de cerdas naturales o peines de púas anchas.
- Nutrir el cabello desde dentro, con una dieta rica en frutas, verduras, proteínas y ácidos grasos esenciales.
- Respetar su ciclo capilar, sin obsesionarse con la caída normal ni recurrir a tratamientos innecesarios.
- Evitar peinados que tensionen el cuero cabelludo, como coletas muy tirantes o trenzas apretadas.
- No abusar de productos capilares como lacas, espumas o geles fijadores, que pueden debilitar el folículo.
- No lavar el cabello en exceso, ya que esto puede alterar el equilibrio del cuero cabelludo y provocar más caída.
¿Cuándo preocuparse?
Si la caída del cabello es abundante, aparecen zonas despobladas o el pelo se vuelve extremadamente fino y quebradizo, es recomendable consultar con un especialista. En algunos casos, puede haber un problema subyacente que requiera atención médica, como una deficiencia nutricional o un trastorno capilar.
El cabello es un reflejo de nuestro bienestar, y su cuidado empieza mucho antes de lo que imaginamos. No se trata de frenar lo inevitable, sino de darle las mejores herramientas para que crezca fuerte y sano desde la infancia.
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