¿Y si os dijera que hay 5 marcas de belleza que todas amamos y que han sido creadas por mujeres? ¡Te contamos cuáles son y la importancia de las mujeres en la ciencia de la belleza!
Mujeres en la ciencia: Clinique
¿Y si os dijera que esta marca que todas AMAMOS fue diseñada por una editora de Vogue? ¡Así es! Clinique nació de la mano de una editora de Vogue, Carol Phillips. Rebelde, divertida y una de las mejores redactoras de belleza que pensaba que la cosmética podía ir más allá y podía crear una piel perfecta. Tras una exhaustiva investigación encontró al Dr. Norman Orentreich, un dermatólogo de la Gran Manzana que fue pionero en un método del cuidado de la piel en tres pasos —algo fundamental en cualquier skin routine a día de hoy—, limpiar, exfoliar e hidratar. Ambos desarrollaron un artículo entre investigación y humor que causó mucho furor entre los lectores. Esta innovadora técnica llegó a los oídos del hijo de Esteé Lauder, Leonard Lauder, quien estaba ansioso por expandir el imperio de su madre con una empresa multimarca que atrajera a un público más joven y moderno. La idea parecía simplemente sensacional, una línea de belleza audaz, fresca, diferente, simple y muy directa.
En septiembre de 1968, nació Clinique con el lanzamiento de 117 productos para el cuidado de la piel y el maquillaje. Así y bajo el lema “Clinique esthétiques”, la marca se convirtió en la primera firma de dermocosmética que evocaba limpieza y un cuidado de la piel eficaz. Cincuenta años después, la filosofía y el espíritu de Carol Phillips siguen en pie. Ella fue quien propuso crear Dramatically Different Moisturizing Lotion, Turnaround Cream y 7 Day Scrub, productos que a día de hoy sobreviven como iconos de la marca. Libre de perfumes, con productos aptos para todo tipo de pieles y testada dermatológicamente donde, si algo está claro, es que ha cambiado el mundo.
Mujeres en la ciencia: Elizabeth Arden
Florence Nightingale Graham, alias Elizabeth Arden, nació con la vena empresarial. Pronto se mudó a Nueva York y abrió su primer salón Red Door en la Quinta Avenida en 1910. Ahí empezó su historia. Uno de los grandes pilares de la marca que lo han convertido en un éxito imparable es su lema: “Ser belleza es la primogenitura de toda mujer”. Por tanto, belleza en Elizabeth Arden no es una apariencia de maquillaje, sino una cooperación inteligente entre ciencia y naturaleza que desarrolla y potencia los mejores recursos naturales de la mujer. Miss Arden promovió su concepto de Total Beauty, incluyendo un cuidado de la piel basado en el enfoque científico para conseguir los mejores resultados. Su actitud visionaria y un tanto intransigente la llevó a crear los mejores productos que las mujeres necesitaban, y lo más importante, deseaban. Algunos ejemplos podrían ser la clásica crema hidratante Eight Hour, la fragancia Blue Grass o las barras de labios rojas que las mujeres servían en las fuerzas armadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Por tanto, podríamos decir que la lista de innovaciones en belleza de Elizabeth Arden no es larga, es kilométrica. Ella fue la primera que introdujo el maquillaje de ojos a las mujeres en América, fue la que impulsó el cambio de imagen y, con el lanzamiento de Ardena Skin Tonic, la compañía fue la primera en incorporar el nombre de su fundador en el nombre de su producto. Además, también desarrolló los primeros productos de belleza en tamaño viaje, la primera que abrió el negocio de los cosméticos para entrenar y en enviar un equipo de manifestantes y vendedoras itinerantes.
Después de toda esta revolución en el mundo de la belleza, Miss Arden había conseguido en 1930 encajar en uno de los tres nombres estadounidenses conocidos en todos los rincones del mundo: Singer Sewing Machines, Coca Cola y Elizabeth Arden.
A través de todo, podemos decir que Miss Arden creó un imperio como una nueva industria. Su espíritu emprendedor y su compromiso con la innovación, la calidad y la excelencia siguen siendo el alma de la compañía hoy en día.
Mujeres en la ciencia: Essie
Tal y como dice su fundadora, "la manicura es el único elemento de belleza que se puede disfrutar sin la necesidad de un espejo". Así, Essie se fundó bajo una única premisa: hacer feliz a las mujeres. Su historia es peculiar. Su fundadora, Essie Weingarten, comenzó su andadura en este mundo con 12 únicas lacas de uñas en Las Vegas. Entre estos tonos originales se incluían el blanc, el bordeaux y el baby's breath – colores atemporales que a día de hoy siguen en la colección. Así, y más de 35 años después, la marca cuenta con más de 900 colores creados y se ha convertido en un referente en todos los salones de manicura de EEUU, representando la pasión por el cuidado de las uñas con estilo a nivel global.
Como uno de los hitos más destacados, en 1989, el estilista de la reina de Inglaterra envió una carta a essie solicitando ballet slippers, el único color que a su majestad le gusta llevar. Por otro lado, en 1996, la revista Allure reconoce los mejores colores de esmaltes de uñas de Essie en los primeros premios «Best of Beauty Awards». Desde entonces, Essie ha obtenido otros prestigiosos premios del sector de la moda y la belleza por todo el mundo que siguen sumando año tras año.
Además, es un icono en cuanto a los colores de moda. Temporada tras temporada, Essie marca el inicio y el final de tonos modernos con nombres pegadizos y originales que todo el mundo quiere presumir en sus uñas. Son lacas de calidad, con fórmulas innovadoras que enamoran a quienes tienen pasión por el color.
Mujeres en la ciencia: Helena Rubinstein
Hay quien dice que Helena Rubistein inventó la belleza, y aunque es un cargo que requiere mucha responsabilidad, sí que conlleva algo de razón. La historia de esta marca es tan atípica como sorprendente. Y es que detrás de cualquier mujer pionera siempre se esconde una gran historia.
Helena Rubinstein nació en el seno de una familia muy humilde en un barrio judío de Cracovia (Polonia). Era la mayor de 8 hermanos y tras intentar (sin éxito) estudiar medicina, su padre decidió enviarla a Melbourne (Australia) a casa de unos parientes. En su equipaje no faltaron ni sus prendas favoritas ni los 12 tarritos de una crema con fórmula familiar que le había regalado su madre para que siguiera cuidando de su piel blanca, lisa y sin imperfecciones.
A las australianas les llamaba la atención el estado de su piel. Ellas no tenían cultura de ningún tipo de rutina de belleza, y cuando se enteraron de su gran secreto, empezaron a demandar. Ahí empezó todo, porque Helena vio una posibilidad fructífera de mercado, se anunció en los periódicos con Valaze, su primera crema hidratante, y consiguió ganar más de 24.000 dólares durante los dos primeros años. ¡Toda una mujer de negocios!
En 1905 decidió abrir su primera boutique en Melbourne, pero una mujer tan inquieta como ella no supo conformarse. Lo dejó todo en manos de su hermana y viajó por toda Europa entrevistando a los mejores dermatólogos y dietistas. En una de sus paradas descubrió la clave de su imperio: los tipos de piel. Por lo que, entendió que, si había diferentes tipos de piel, habría diferentes necesidades.
Tras el inicio de la Primera Guerra Mundial, y tras su apertura en París, Helena Rubistein pasó a ser una de las mujeres más ricas de EEUU, lugar donde se asentó y formó una familia con el periodista Edward Titus y más tarde con el príncipe georgiano Atchill Gourielli. Helena se convirtió en un referente sin pelos en la lengua al que admirar. Frases como “no hay mujeres feas, sino mujeres perezosas” o “Ya sea que tengas dieciséis o sesenta años, recuerda: la atenuación es la clave de un buen maquillaje”, la han coronado como una de las grandes empresarias con una marca homónima que a día de hoy cuenta con un legado intachable.
Todas tenemos o hemos tenido alguna vez algún producto de Helena Rubinstein. ¡Y no nos extraña! Ella fue quien patentó el cepillo de la máscara de pestañas o las máscaras de pestañas waterproof. Después de todo, y a día de hoy, nadie se imagina su rutina de belleza sin iconos como su línea Prodigy Cell Glow o Pure Rituals, entre muchos otros.
Mujeres en la ciencia: Estée Lauder
De Josephine Esther a Esty y después a Estée. Siendo la sobrina del químico farmacéutico húngaro John Schotz, desde que era pequeña Estée Lauder siempre estuvo muy ligada a las cremas faciales. Lo demás vino solo, ella había nacido para crear belleza.
Lo más sorprendente de su historia es que Estée Lauder coqueteó (y mucho) con el mundo del espectáculo. Incluso apareció sobre el escenario neoyorkino Cherry Lane después de tener a Leonard, su primer hijo. No obstante, tiempo después, se dio cuenta de que el mundo del espectáculo no le satisfacía tanto como la preparación de soluciones para la piel. Por lo que, llegó a la conclusión de que, a pesar de que “deseaba ver mi nombre en los carteles luminosos, estaba dispuesta a conformarme con verlo en un tarro”.
Guiada por su tío, Estée aprendió a “mezclar cremas”. Él le había enseñado a limpiarse la piel con aceites en lugar de jabones agresivos y mezclar lotes de su crema para la piel, exclusiva y completa. Ese fue su primer contacto con algo “que podía crear las rutinas de belleza”. De ese modo, Estée construyó su empresa con la combinación perfecta de know-how, dedicación, persistencia, pasión, compromiso familiar y un montón de muestras gratuitas. Ella era su propia publicista, y con ayuda de sus familiares y con el boca a boca, consiguió expandir su empresa, sus cosméticos y sus fórmulas a todas las mujeres del mundo que buscaran un cambio en su piel.
En su despacho, Estée conservaba una colección singular de aceites, extractos y esencias de todos los rincones del mundo. Utilizaba estas notas vírgenes para crear una combinación exclusiva que aplicaba a menudo, especialmente cuando recibía a amigas, como Nancy Reagan, la duquesa de Windsor y la ex editora de Vogue Diana Vreeland.
¿Un momento clave? Su primera fragancia Private Collection en 1973. Irresistible, potente e icónica. Como anécdota, en un baile de máscaras reconoció a su gran amiga la Princesa Grace de Mónaco, se cuenta que se inclinó hacia ella y le dijo: “Sé que eres Grace. Podría no distinguir un par de ojos reales, pero nunca mi propio perfume”. Después de esta fragancias, vino un éxito detrás de otro: Aliage, Estée, Private Collection, Cinnabar, White Linen, Beautiful, Pleasures, Beyond Paradise, Sensuous, Sensuous Nude y, más recientemente, Modern Muse. The American Society of Perfumers le otorgó en 1994 su primer premio Living Legend, convirtiéndola en una de las mejores narices del mundo.
A día de hoy sigue contando con iconos inconfundibles como su suero Advanced Night Repair, su línea de tratamiento Resilience Lift o su famosa base de maquillaje Doble Wear. Productos eficaces, sublimes y con un legado que sigue intacto decenas de años después.
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