Para quienes amamos los perfumes, el lanzamiento de Gucci Bloom ha sido un hito muy celebrado. Una explosión de flores blancas que llena de vida los sentidos, una bocanada de primavera en cualquier estación del año. Gucci Bloom es el primer eau de parfum de la casa Gucci luego de que (el ya casi mítico) Alessandro Michele tomara las riendas creativas de la firma.
Fruto de la nariz del gran Alberto Morillas, prolífico perfumista a quien debemos tantísimos jugos que hicieron y hacen historia, Gucci Bloom se presenta como una fragancia llena de personalidad que, sin agobiar, deja estela allí por donde pase. Su sillage es perfecto para hacerse notar sin resultar cargante para quienes (¡pena por ellos!) no disfruten de las flores blancas.
Gucci Bloom se presenta en un frasco sólido, angulado, de líneas elegantes y minimalistas, con un pesado tapón y un vaporizador que permite una aplicación precisa. Desde el propio packaging se advierte un halo de elegancia y clase al que la propia fragancia hará honor.
Las notas de salida de Gucci Bloom son cítricas y verdes, aunque desde el primer segundo se advierte toda la sensualidad de las flores con su mezcla envolvente de jazmines y madreselvas donde la tuberosa es reina absoluta. El corazón de este eau de parfum, que persiste en la piel durante horas, está claramente dominado por la tuberosa (nardo) sobre un colchón cálido dado por las notas de fondo de sándalo y vainilla.
Esta mezcla maestra entre notas cítricas y verdes sobre bases cálidas y donde reina el nardo hace de Gucci Bloom uno de los perfumes más interesantes de los últimos años.
Gucci Bloom es un must para todo amante de una fragancia sólida de flores blancas. Si disfrutas de la magia olfativa de jazmines y nardos, este perfume es para ti. Con una excelente persistencia en la piel (y más aun en tejidos, ideal para aplicar en tus bufandas, pashminas, cuellos de abrigos...), Gucci Bloom te acompañará todo el día.