Lo sabemos: la ansiedad y el estrés están fuertemente relacionados con el aumento del inflammaging. Esto se debe a que ambos estados mentales provocan una respuesta inflamatoria en el cuerpo, afectando el sistema inmunológico y promoviendo una inflamación de bajo grado que se acumula con el tiempo. En este artículo de Primor te explicamos por qué sucede y cómo puedes evitar que la ansiedad y el estrés aumenten el inflammaging.
Por qué la ansiedad y el estrés aumentan el inflammaging
- Se libera el cortisol. La ansiedad y el estrés provocan una producción constante de cortisol, la hormona del estrés. Aunque el cortisol es útil para situaciones de emergencia, cuando el cuerpo lo produce en exceso (debido a un estrés prolongado), deja de cumplir su rol protector y empieza a alterar el sistema inmunológico. Esto lleva a una inflamación crónica de bajo grado que contribuye al proceso de inflammaging.
- Sistema inmune débil. La ansiedad crónica afecta la capacidad del sistema inmunológico para responder adecuadamente a amenazas reales y contribuye a una respuesta inflamatoria inadecuada o excesiva. Este estado inflamatorio afecta órganos, tejidos y hasta el nivel celular, acumulando daño a lo largo del tiempo y acelerando el proceso de envejecimiento.
- Se genera estrés oxidativo. Tanto el estrés como la ansiedad generan estrés oxidativo en el cuerpo, donde los radicales libres (moléculas inestables que dañan las células) aumentan y sobrepasan la capacidad antioxidante del organismo. Esto no solo causa daño celular sino que también activa una respuesta inflamatoria que alimenta el inflammaging.
- Disminuye la calidad del sueño. La ansiedad y el estrés también afectan la calidad del sueño, y la falta de sueño aumenta aún más la inflamación en el cuerpo. Durante el sueño, el cuerpo realiza procesos de reparación celular y de regulación hormonal, que incluyen la modulación de la inflamación. La falta de sueño interrumpe estos procesos, agravando el inflammaging.
Cómo evitar o reducir la ansiedad y el estrés para minimizar el inflammaging
Llevar una dieta antiinflamatoria
- Consumir alimentos ricos en antioxidantes. Las frutas y verduras de colores vivos, como los arándanos, zanahorias, espinacas, y brócoli, son ricas en antioxidantes que combaten el estrés oxidativo.
- Grasas saludables. Opta por grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva, aguacates, y pescado graso (como el salmón), ricos en ácidos grasos omega-3 con propiedades antiinflamatorias.
- Limitar azúcares y carbohidratos refinados. El azúcar y los carbohidratos de rápida absorción aumentan la inflamación y contribuyen al estrés oxidativo.
- Incluir especias antiinflamatorias como la cúrcuma, jengibre y canela tienen propiedades antiinflamatorias naturales y son fáciles de incorporar en la dieta.
Haz ejercicio regular
- Ejercicio aeróbico y de fuerza. Ambos tipos de ejercicio ayudan a reducir la inflamación crónica y mejoran la función inmunológica. Las actividades aeróbicas (como caminar, correr, nadar) son especialmente beneficiosas para la salud cardiovascular, mientras que el entrenamiento de fuerza ayuda a preservar la masa muscular, que tiende a disminuir con la edad.
- Evitar el ejercicio excesivo. Aunque el ejercicio es beneficioso, el sobreentrenamiento puede llevar al efecto contrario, aumentando el estrés oxidativo y la inflamación.
En el sueño está todo
La falta de sueño aumenta el nivel de cortisol (la hormona del estrés) y la inflamación en el cuerpo. Dormir al menos 7-8 horas ayuda a reducir estos efectos. Establecer horarios regulares y crear un ambiente adecuado para dormir facilita un descanso reparador, esencial para mantener el sistema inmunológico balanceado.
Control del estrés
La meditación, el mindfulness, el yoga y la respiración profunda son efectivos para reducir el estrés, que de otra manera eleva la inflamación en el cuerpo.
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