Tienes razón, la cosmética natural y la cosmética de origen natural no son exactamente lo mismo, aunque a menudo se utilizan indistintamente. Sin embargo, hoy en día, con todo el ruido comunicacional entorpeciendo el mundo ecogreen, mereces saber la diferencia. Y eso es lo que te contamos en este artículo de Primor.
Qué es la cosmética natural
Al hablar de cosmética 100% natural, hablamos de productos de belleza y cuidado personal que están elaborados exclusivamente con ingredientes naturales, sin el uso de sustancias sintéticas, químicas o artificiales. Estos productos suelen incluir ingredientes como extractos de plantas, aceites esenciales, ceras naturales, y minerales. Por tanto, no contienen conservantes, fragancias, ni colorantes sintéticos.
La elaboración de estos productos se realiza mediante procesos que respetan el medio ambiente y la integridad de los ingredientes, como la presión en frío para obtener aceites esenciales.
Además, al estar libres de químicos agresivos, son más suaves y menos propensos a causar irritaciones, alergias u otras reacciones adversas en cualquier tipo de pieles. Eso quiere decir que son las más recomendadas para aquellas más vulnerables como las pieles sensibles o con rosácea.
Cualquier producto de estas características tiene que tener certificaciones que garantizan la autenticidad de sus ingredientes y procesos, como Ecocert, USDA Organic, o COSMOS.
Qué es la cosmética de origen natural
La cosmética de origen natural se refiere a productos de cuidado personal y belleza que están compuestos principalmente de ingredientes derivados de la naturaleza. Eso es la clave. Porque estos ingredientes pueden ser de origen vegetal, mineral o animal, pero se caracterizan por estar mínimamente procesados y no contener sustancias químicas sintéticas agresivas.
Entonces, sí. Contienen ingredientes naturales como extractos de flores, hojas, raíces y semillas (como el aloe vera, la manzanilla, el aceite de argán); minerales como la arcilla, la sal marina, y el dióxido de titanio; o ingredientes como la miel, la cera de abejas y el colágeno (aunque muchos productos naturales evitan los ingredientes animales para ser veganos). Pero pasan por laboratorio. Y aunque el procesamiento es mínimo y los métodos de extracción y conservación intentan ser lo más respetuosos posible con el medio ambiente y la integridad del ingrediente, se alteran.
Eso sí, son sostenibles y tratan de no contener parabenos, sulfatos, ftalatos, colorantes y fragancias sintéticas, y otras sustancias químicas que pueden ser perjudiciales para la salud y el medio ambiente. No obstante, te recomendamos que mires las certificaciones y etiquetas que garantizan su origen y proceso de fabricación, como ECOCERT, COSMOS, USDA Organic, entre otros. Porque aquí hay mucho ruido y mucha confusión.
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