Mantener un sistema inmunológico fuerte es esencial para nuestra salud general, pero a veces nuestras defensas se ven comprometidas sin que nos demos cuenta. Las defensas bajas pueden dejarnos más vulnerables a enfermedades, infecciones e incluso al estrés físico y emocional. Este artículo de Primor te ayudamos a entender las causas más comunes de un sistema inmunológico debilitado, además de darte algunos consejos prácticos para evitarlo. Con una vida más equilibrada y algunos hábitos saludables, puedes darle a tu cuerpo el apoyo que necesita para mantenerse fuerte y protegido (sobre todo, frente a imprevistos).
Causas comunes de las defensas bajas
Estrés constante
El estrés es uno de los mayores enemigos de nuestras defensas. Cuando nos enfrentamos a situaciones estresantes, el cuerpo libera cortisol, una hormona que, en niveles elevados, puede suprimir la función de las células inmunológicas. Un estrés constante puede hacer que tu cuerpo esté más expuesto a virus, bacterias y otras amenazas. La falta de descanso, una vida acelerada o la ansiedad prolongada son factores que contribuyen a la bajada de defensas.
Falta de sueño
El sueño es el momento en el que el cuerpo se recarga y se reparan los tejidos, incluidas las células del sistema inmunológico. Cuando no descansamos lo suficiente, nuestro sistema inmunológico se ve debilitado y nuestra capacidad de defendernos de enfermedades disminuye. Dormir entre 7 y 9 horas por noche es fundamental para mantener las defensas en su nivel óptimo.
Alimentación inadecuada
Somos lo que comemos. Por lo que, la nutrición juega un papel fundamental en el funcionamiento del sistema inmunológico. Una dieta baja en nutrientes esenciales como vitaminas (sobre todo la C, D y E), minerales (como el zinc y el hierro) y antioxidantes puede dejar a tu cuerpo más vulnerable. El azúcar y las grasas trans, presentes en alimentos ultraprocesados, también pueden disminuir la capacidad de tu cuerpo para combatir infecciones.
Sedentarismo
La falta de actividad física también influye negativamente en el sistema inmunológico. El ejercicio regular aumenta la circulación sanguínea y la producción de anticuerpos, lo que permite a tu cuerpo combatir mejor las infecciones. Además, el ejercicio ayuda a reducir el estrés y mejora la calidad del sueño, creando un ciclo positivo para las defensas.
Deshidratación
No beber suficiente agua puede afectar la capacidad de tu cuerpo para eliminar toxinas y mantener un buen funcionamiento general. La hidratación es clave para el transporte de nutrientes y la correcta función de las células inmunológicas. Asegúrate de beber al menos 1,5 a 2 litros de agua al día para mantenerte bien hidratado y optimizar el trabajo de tus defensas.
Cómo fortalecer las defensas
Reduce el estrés con técnicas de relajación
Practicar yoga, meditación o ejercicios de respiración profunda son formas excelentes de reducir el estrés. También es importante darte tiempo para ti mismo, disfrutar de actividades que te relajen y que te hagan sentir bien. Tomarte un descanso durante el día o planificar momentos de ocio puede ser vital para mantener el equilibrio emocional.
Duerme lo suficiente
Haz del sueño una prioridad. Establecer una rutina de sueño que te permita descansar de manera reparadora es esencial. Evita el uso de pantallas electrónicas antes de dormir, ya que la luz azul puede alterar tu ritmo circadiano y dificultar que concilies el sueño. Un entorno tranquilo y cómodo es clave para mejorar la calidad de tu descanso.
Mantén una alimentación equilibrada
Consume alimentos ricos en vitaminas A, C, D y E, además de minerales como el zinc y el selenio, que son esenciales para el buen funcionamiento del sistema inmune. Frutas y verduras frescas, frutos secos, legumbres, pescado graso y cereales integrales son tus mejores aliados. También es importante evitar los alimentos ultraprocesados, que pueden debilitar tus defensas a largo plazo.
Haz ejercicio regularmente
Practicar actividad física moderada y regular (al menos 30 minutos al día) no solo mejora la circulación sanguínea, sino que también aumenta la producción de células inmunológicas. Elige una actividad que disfrutes, como caminar, nadar, practicar pilates o andar en bicicleta. Recuerda que no es necesario hacer un entrenamiento intenso para fortalecer el sistema inmunológico, lo importante es la regularidad.
Mantén una buena hidratación
El agua es esencial para el funcionamiento adecuado de todos los sistemas del cuerpo. No solo ayuda a eliminar toxinas, sino que también facilita la absorción de nutrientes y mantiene la piel y las mucosas en condiciones óptimas para defenderse de patógenos. Llevar una botella contigo durante todo el día es una forma fácil de asegurarte de que estás hidratado.