Para quien no lo sepa, la cortisona es un corticosteroide, un tipo de hormona esteroidea producida naturalmente por la glándula suprarrenal. En su forma sintética, se usa como medicamento para tratar diversas condiciones debido a sus efectos antiinflamatorios y su capacidad para suprimir el sistema inmunológico. Pero también puede ser peligrosa si no se usa con cautela. Te contamos en este artículo de Primor para qué debes usar la cortisona, y para que no.
¿Para qué se utiliza la cortisona?
La cortisona tiene múltiples aplicaciones médicas y se usa principalmente para tratar condiciones en las que la inflamación o una respuesta inmunológica excesiva causan síntomas. Algunas de sus principales aplicaciones que nos han confesado los expertos son:
- Enfermedades inflamatorias y autoinmunes
- Artritis reumatoide y otros tipos de artritis.
- Lupus y otras enfermedades autoinmunes.
- Colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn, ambas enfermedades inflamatorias del intestino.
- Dermatitis y otras enfermedades de la piel como el eccema.
En estos casos, la cortisona ayuda a reducir la inflamación, el dolor y otros síntomas asociados.
- Alergias y reacciones alérgicas. La cortisona es eficaz para tratar reacciones alérgicas graves, como la anafilaxia o el angioedema. También se usa para tratar síntomas alérgicos crónicos, como la rinitis alérgica y el asma, en los que reduce la inflamación de las vías respiratorias.
- Asma y enfermedades respiratorias. En este caso, la cortisona y otros corticosteroides se emplean para reducir la inflamación en el asma crónica y en condiciones respiratorias obstructivas, como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
- Dolor y lesiones articulares. En condiciones como la bursitis o la tendinitis, la cortisona suele inyectarse directamente en la articulación o el área afectada para reducir el dolor y la inflamación, proporcionando alivio rápido.
- Condiciones endocrinas. En personas con insuficiencia suprarrenal (por ejemplo, enfermedad de Addison), en las que el cuerpo no produce suficiente cortisona de forma natural, se puede administrar cortisona para suplir la falta de esta hormona.
Cómo se administra la cortisona
La cortisona se puede administrar de varias formas según la condición a tratar, y recuerda, siempre recomendada por un médico o experto:
- Inyecciones. En las articulaciones para tratar dolor e inflamación localizados.
- Oral. En forma de tabletas para condiciones sistémicas como las enfermedades autoinmunes o alergias.
- A nivel tópico. Cremas o ungüentos para tratar enfermedades de la piel.
- Inhalada. Para enfermedades respiratorias, como el asma.
Qué efectos secundarios tiene la cortisona y otras contraindicaciones
El uso de cortisona, especialmente a largo plazo, puede causar efectos secundarios, algunos de los cuales pueden ser serios o peligrosos:
- Retención de líquidos y aumento de peso.
- Hipertensión.
- Aumento de los niveles de glucosa en sangre, lo cual puede complicar la diabetes.
- Osteoporosis y riesgo de fracturas.
- Debilitamiento del sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones.
- Problemas gastrointestinales como gastritis y úlceras.
Es por eso que, debido a estos efectos secundarios, los médicos suelen ser cuidadosos al prescribir cortisona, especialmente en tratamientos prolongados. En muchos casos, se comienza con una dosis alta para reducir rápidamente los síntomas y luego se reduce gradualmente para minimizar efectos secundarios.