Que levante la mano quien no haya vivido ese momento crítico: tu bebé necesita tomar la medicina, tú tienes la dosis lista en la jeringuilla, y él... aprieta la boquita, gira la cabeza y pone esa cara de "por aquí no pasa nada". Sí, todas hemos estado ahí. Porque aunque sabemos que es por su bien, conseguir que un bebé se tome la medicina sin dramas puede convertirse en toda una odisea. Pero calma, porque en este artículo de Primor te traemos los mejores trucos —con ese toque de ternura y sentido común que tanto nos gusta— que explican cómo darle la medicina a tu bebé.
Cómo darle la medicina a tu bebé
1/ Hazlo parte del ritual, no del castigo
El primer paso es cambiar la percepción. En lugar de que tu bebé relacione la medicina con algo negativo, haz que lo viva como parte de una rutina amorosa. Cántale, mírale a los ojos, explícale (aunque no entienda del todo) que eso le ayudará a sentirse mejor. Hablarle con dulzura y seguridad puede marcar la diferencia. No se trata de engañarle, sino de acompañarle emocionalmente.
2/ Usa una jeringuilla (pero con arte)
Las jeringuillas dosificadoras son una bendición. Pero la clave está en cómo las usas: introduce la jeringuilla suavemente por un lateral de la boca, apuntando hacia el interior de la mejilla, no directamente hacia la garganta. Administra el líquido poco a poco para evitar que se atragante. Si sonríes mientras lo haces y mantienes el contacto visual, es más probable que lo acepte sin resistencia.
3/ Disfraza el sabor si es necesario
Algunos medicamentos tienen sabores... digamos poco agradables. Si tu pediatra lo permite, puedes mezclar la dosis con un poco de puré de frutas o leche materna (o de fórmula). Eso sí, asegúrate de que tome toda la cantidad para no alterar la eficacia del medicamento. También existen en el mercado dispensadores con forma de chupete o biberón que pueden facilitar mucho la toma.
4/ El poder del juego (sí, incluso con medicina)
Convierte el momento en un mini juego. Puedes usar una muñeca o peluche favorito para “darle la medicina primero” y luego invitar a tu peque a hacer lo mismo. La imitación es una herramienta poderosa en los bebés. También puedes dejarle que pulse el émbolo de la jeringa contigo o elegir un lugar especial de la casa donde siempre se toma la medicina. La clave está en normalizarlo.
5/ Nunca a la fuerza (o al menos, no como castigo)
Sabemos que hay momentos en los que, por mucho que intentes hacerlo bonito, tu bebé se niega rotundamente. En esos casos, mantenla calma, sujeta con suavidad (puedes envolverlo en una toalla para evitar movimientos bruscos) y aplica los pasos anteriores con paciencia. Pero evita forzarle de forma brusca o regañarle: esto solo genera miedo y más resistencia la próxima vez.
6/ Recompensas y mucho amor
Después de tomar la medicina, haz algo que le encante: cantar su canción favorita, jugar con su sonajero o darle un abrazo largo. El objetivo es que asocie ese momento con algo positivo. Porque para él, más que el sabor, lo que cuenta es cómo se siente.