Es una de esas preguntas que muchas hemos pensado mientras sujetamos el cepillo de dientes con una mano y miramos el café con la otra: ¿me lavo los dientes antes de desayunar o después? Porque sí, en cuestiones de rutina —y más aún en las de belleza y cuidado personal— cada gesto cuenta. Y aunque creas que esta decisión es solo una cuestión de preferencia, lo cierto es que hay ciencia detrás. Hoy te contamos lo que dicen los expertos y cuál es el mejor momento para cepillarte los dientes en el desayuno… si quieres mantener tu sonrisa tan bonita como sana.
Cepillarte los dientes: ¿Qué pasa si lo haces antes del desayuno?
Cepillarse los dientes nada más levantarte tiene varias ventajas que los odontólogos no se cansan de repetir. Durante la noche, la producción de saliva disminuye y esto crea el ambiente perfecto para que las bacterias campen a sus anchas. Esas bacterias, si no se eliminan al despertar, se mezclan con los alimentos del desayuno y empiezan a producir ácidos que dañan el esmalte dental.
Por eso, muchos dentistas coinciden: cepillarse antes del desayuno ayuda a eliminar la placa bacteriana acumulada durante la noche y protege los dientes de forma preventiva. Además, si tu pasta contiene flúor (como debería), ese cepillado previo recubre los dientes con una barrera protectora que los defiende del ataque ácido de los alimentos, especialmente si tu desayuno incluye fruta, zumo de naranja o café —todos ellos ligeramente ácidos—.
¿Y si prefieres cepillarte los dientes después?
Ahora bien, si te levantas con la boca seca y no soportas la idea de desayunar con sabor a menta fresca o pasta dental, también hay argumentos para cepillarse después del desayuno. Lo importante, en este caso, es esperar al menos 30 minutos después de comer. Esto se debe a que muchos alimentos (sobre todo los ácidos) reblandecen temporalmente el esmalte dental. Si te cepillas justo después, podrías estar erosionándolo sin darte cuenta.
Esperar media hora permite que el pH de la boca se regule y que el esmalte se “reendurezca”, haciendo el cepillado más seguro. Además, al cepillarte después del desayuno eliminas restos de comida y neutralizas olores, lo que también tiene su lógica. Eso sí, si decides seguir esta opción, los expertos recomiendan enjuagarte con agua al terminar de desayunar para reducir el impacto ácido y dar tiempo al esmalte a recuperarse.
¿Entonces, cuál es la mejor opción?
Si hay algo en lo que todos los especialistas coinciden es en que lo fundamental es la constancia. Cepillarte dos veces al día (por la mañana y por la noche), usar hilo dental y elegir una pasta con flúor es más importante que si lo haces antes o después del desayuno. Pero si tienes que elegir una opción “ideal”, cepillarte antes del desayuno gana por puntos: protege, previene la acción de las bacterias y reduce el riesgo de erosión ácida.
¿Y un truco beauty para las que no renuncian al ritual post-desayuno? Cepíllate ligeramente antes, sin obsesionarte, y haz un segundo cepillado suave media hora después de desayunar, solo con agua o pasta sin flúor. Así mantienes una buena higiene y proteges tu esmalte.