Las células zombie son células que han alcanzado un estado de senescencia: dejan de dividirse y de cumplir sus funciones normales, pero no mueren ni son eliminadas del organismo. Permanecen en el cuerpo y pueden liberar sustancias inflamatorias y otros factores dañinos, afectando a las células sanas y al tejido circundante. Este proceso contribuye de manera significativa al envejecimiento y al desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad. Por eso, en Primor tanto si has oído hablar de ellas, como si no, tienes que saber qué son y cómo combatirlas.
Por qué una célula se vuelve zombie
- Daño en el ADN. Factores como la exposición a radiación, toxinas o errores en la replicación del ADN pueden causar daño que, en lugar de llevar a la muerte celular, induce a las células a entrar en senescencia.
- Estrés oxidativo. La acumulación de radicales libres o especies reactivas de oxígeno (ROS) daña componentes celulares, lo cual también puede llevar a la senescencia.
- Acortamiento de los telómeros. Los telómeros, que protegen el material genético de las células, se acortan cada vez que una célula se divide, y cuando alcanzan un umbral crítico, la célula entra en senescencia para prevenir mutaciones y daños.
Y por qué contribuyen al envejecimiento de la piel
Básicamente, porque impactan negativamente el entorno celular y los tejidos de varias formas:
- Secreción de SASP (senescence-associated secretory phenotype). Estas células liberan una serie de moléculas proinflamatorias, proteasas y factores de crecimiento, conocidas colectivamente como SASP, que pueden.
- Provoca inflamación crónica de bajo grado, que es un factor clave en el envejecimiento y en enfermedades relacionadas con la edad.
- Daña las células sanas cercanas, induciéndolas a entrar también en senescencia.
- Degrada el colágeno y otros componentes estructurales de los tejidos, lo que acelera la aparición de arrugas y la pérdida de elasticidad en la piel, además que también debilita tejidos en todo el cuerpo.
- Impide la regeneración celular. La acumulación de células senescentes interfiere con la capacidad de los tejidos de regenerarse. Esto es particularmente problemático en tejidos con capacidad limitada de renovación, como el músculo y el cerebro, y se asocia con el deterioro físico y cognitivo.
- Desgasta el sistema inmunológico. A medida que envejecemos, el sistema inmune tiene una capacidad limitada para eliminar estas células. La acumulación de células senescentes ejerce una presión adicional sobre el sistema inmunológico, que se vuelve menos eficiente para combatir infecciones y otras células dañadas.
¿Cómo podemos combatir el efecto de las células zombie?
- Senolíticos. Son fármacos que se están investigando por su capacidad para eliminar específicamente las células senescentes sin dañar las células sanas. Algunos de estos compuestos están mostrando resultados prometedores en estudios en animales y humanos en fases iniciales.
- Senomórficos. A diferencia de los senolíticos, que eliminan las células senescentes, los senomórficos buscan inhibir o reducir la secreción de factores SASP, ayudando a reducir la inflamación y el daño a las células vecinas.
- Hábitos de vida saludables. Aunque no pueden eliminar las células zombie, ciertos hábitos de vida pueden reducir la velocidad de acumulación de estas células.
- Dieta antioxidante. Comer alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras, ayuda a reducir el estrés oxidativo.
- Ejercicio regular. El ejercicio promueve la salud celular y apoya el sistema inmunológico en la eliminación de células dañadas.
- Control del estrés. El estrés crónico libera hormonas que aumentan la inflamación y el daño celular, lo que acelera la senescencia.
- Investigación genética. Existen estudios que exploran cómo activar genes específicos para detener o revertir el proceso de senescencia.