Vivimos en una época en la que, constantemente, estamos bombardeados con dietas, normas alimenticias y recomendaciones sobre qué comer. En este contexto, surge la alimentación consciente, una tendencia que invita a hacer una pausa y reflexionar sobre nuestra relación con la comida.
Lejos de ser una dieta, la alimentación consciente se basa en una forma más equilibrada y saludable de alimentarnos, en la que prestamos atención plena a lo que comemos, cómo lo comemos y, sobre todo, cómo nos hace sentir. Pero, ¿qué significa exactamente y por qué se ha convertido en un concepto tan relevante? Te lo explicamos en este artículo de Primor.
¿Qué es la alimentación consciente?
La alimentación consciente es un enfoque basado en la atención plena, también conocida como mindfulness, aplicado al acto de comer. Se trata de ser conscientes de nuestras elecciones alimentarias, del proceso de comer y de cómo nos sentimos antes, durante y después de comer. No se trata de restringir alimentos ni de seguir un régimen estricto, sino de disfrutar de la comida y de entender cómo influye en nuestro cuerpo y nuestra mente.
Con ella se busca reconectar con el acto de comer de una manera saludable, sin prisas ni distracciones. Comer con atención plena implica saborear cada bocado, escuchar las señales de hambre y saciedad de nuestro cuerpo, y respetar nuestros propios límites. Este enfoque también fomenta la comprensión de las emociones relacionadas con la comida, ayudándonos a evitar comer por estrés, ansiedad o aburrimiento.
Beneficios de la alimentación consciente
Mejora la digestión
Al comer más despacio y con atención plena, damos tiempo a nuestro sistema digestivo para procesar los alimentos correctamente. Comer de manera consciente puede reducir la indigestión y otros problemas digestivos, ya que permitimos que nuestro cuerpo tenga el tiempo necesario para asimilar la comida.
Ayuda a prevenir el exceso de comida
La alimentación consciente fomenta el comer solo cuando tenemos hambre real y detenernos cuando nos sentimos satisfechos. Esto puede ayudarnos a evitar comer en exceso, lo que no solo favorece el control del peso, sino que también reduce la sensación de pesadez y malestar después de comer.
Mejora la relación con la comida
Comer con atención plena nos permite disfrutar de la comida sin sentirnos culpables. Dejar de lado las dietas restrictivas y las reglas rígidas sobre lo que podemos o no podemos comer nos permite reconectar con la comida de una forma más saludable, dejando atrás las restricciones y el estrés relacionado con la comida.
Reduce el estrés y la ansiedad
Al practicar la alimentación consciente, somos más conscientes de nuestras emociones y de cómo afectan nuestra relación con la comida. Esto nos permite gestionar mejor el estrés y la ansiedad sin recurrir a la comida como una forma de consuelo, lo que puede mejorar nuestra salud mental y emocional a largo plazo.
Fomenta una alimentación equilibrada
La alimentación consciente no se trata de seguir una dieta estricta, sino de hacer elecciones más saludables y equilibradas de manera intuitiva. Al estar más conectados con nuestras necesidades físicas y emocionales, podemos tomar decisiones alimenticias que favorezcan nuestra salud de forma general.
¿Cómo empezar con la alimentación consciente?
- Haz una pausa antes de comer. Tómate un momento para respirar y ser consciente de cómo te sientes antes de comenzar a comer. Pregúntate si tienes hambre real o si estás comiendo por emociones o costumbre.
- Come sin distracciones. Intenta evitar distracciones como el teléfono, la televisión o el ordenador mientras comes. Concédele toda tu atención a la comida.
- Come despacio. Mastica bien los alimentos y saborea cada bocado. Disfruta del proceso y hazlo de forma relajada.
- Escucha las señales de tu cuerpo. Presta atención a las señales de hambre y saciedad, y come hasta que te sientas satisfecha, no llena.
- Reflexiona sobre cómo te sientes después de comer. Observa cómo afecta la comida a tu cuerpo y tu bienestar emocional.