Hay aguas micelares y luego está esta que desmaquilla, hidrata y tonifica. Haz hueco en tu neceser porque estás apunto de descubrir una auténtica panacea cosmética.
La primera agua micelar del mundo vio la luz en Francia el año 95. Tan líquida, tan cristalina y tan refrescante como la tradicional, era imposible diferenciarlas a simple vista. Sin embargo, poco tiempo faltó para que este elixir milagroso se convirtiera en uno de los productos de cuidado facial más vendidos en las farmacias francesas. Aquel avance se convirtió en un hito en la dermocosmética y su éxito se extiende hoy, veinte años después, al resto del mundo: cada dos segundos se vende una botellita de agua micelar en algún lugar del planeta. Según una encuesta del servicio de cosmética a domicilio Birchbox, el 62% de las mujeres que se limpian el rostro a diario utilizan este producto, frente a un 45% que opta por el gel limpiador.
¿Qué es el agua micelar?
Pero, ¿qué es exactamente el agua micelar? Lo primero que tienes que saber es que el apellido "micelar" proviene de las micelas, grupos microscópicos de moléculas. Dentro de estas moléculas encontramos algunas que son hidrofílicas (afines al agua) y otras que son lipofílicas (afines a los lípidos). Gracias a esta doble combinación, el agua micelar es eficaz para eliminar las impurezas que son solubles en el agua, como aquellas que no lo son, como el polvo o el maquillaje.
Una de las grandes ventajas del agua micelar es su acción tres en uno: limpieza, tonificación e hidratación. Tampoco podemos olvidar el ahorro de tiempo que proporciona porque se aplica en un solo gesto y no necesita aclarado. El agua micelar actúa como un imán para limpiar la superficie de la piel de forma intensiva, pero al mismo tiempo con suavidad. Las micelas pueden atrapar hasta las partículas más diminutas como el polvo, los aceites y el maquillaje con mucha delicadeza, lo cual es muy importante en áreas sensibles de nuestra piel, como por ejemplo, el contorno de los ojos. Además no requieren frotar ni aclarar y son aptos para todo el rostro. ¡Todo son ventajas!
Cuándo utilizarlo
Sabemos que el agua micelar es muy importante para la rutina diaria pero su función va mucho más allá de ser un desmaquillador. El agua micelar es un básico para mantener una buena rutina de cuidado de la piel. Su uso diario consigue mejorar notablemente el aspecto de la piel en pocas semanas devolviéndole un aspecto más uniforme y
tonificado.
Por estas razones, debemos de utilizar este producto en nuestro cuidado aunque no nos maquillemos. Existen otros factores aparte del maquillaje, como la polución, el polvo, los residuos grasos o las células muertas, que también pueden pasarle factura a nuestra piel acumulando impurezas en nuestros poros que hace precisa una buena limpieza.
Agua micelar de Detox Skinfood
Primor nos propone usar su agua micelar de Spot's Lab que posee una formulación con ingredientes naturales como el té verde, el agua de azahar, cúrcuma o jengibre. Esta composición no altera el equilibrio natural de la piel por lo que mantiene intacto su manto ácido que es uno de los mecanismos de protección más importantes que tiene nuestro organismo frente a los agentes nocivos externos.
Este agua micelar libre de tóxicos elimina las impurezas acumuladas en la dermis dejando el rostro purificado y acondicionado. Además de su gran potencia como limpiador, combate las manchas, la hiperpigmentación y el tono no uniforme. Para usarlo se aconseja humedecer un algodón con este agua micelar y aplicarlo realizando un suave masaje por todo el rostro y el cuello. Es aconsejable mantener esta rutina de limpieza dos veces al día, tanto si nos maquillamos como si no. Además el producto cuenta con la gran ventaja de que limpia sin necesidad de aclarar y puede ser usado por todo tipo de pieles y a cualquier edad.
El agua micelar no solo es un producto básico en nuestro cuidado de la piel, sino que además potencia la acción de los productos que usemos a continuación. Esto se debe a que la limpieza es el paso esencial si queremos que los principios activos de los cosméticos que apliquemos después se absorban mejor y consigan sus resultados.
Además nos encontramos en un momento crucial para cuidar la limpieza e hidratación de la piel. El uso de las mascarillas hace que generemos un vaho que incrementa la humedad de la piel lo que, unido al aumento de sudor y secreción sebácea, favorece que los poros se obstruyan. Esta unión de factores facilita la aparición de brotes de acné y otros problemas como sequedad, picor, tirantez o dermatitis. Bastará con usar agua micelar para ponerle freno a todos estas molestias e imperfecciones.
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