Para un maquillaje impecable, además de usar buenos productos, es importante (y mucho más de lo que piensas), utilizar buenas herramientas. Pero no solo es suficiente con tener brochas de calidad, también hay que saber cuidarlas y mantenerlas. Porque la gran mayoría cometemos muchos errores.
Para que no te pase, en Primor hemos elaborado un listado con los más comunes para asegurarnos que los destierras de tu vida y de tu rutina de maquillaje.
Errores comunes que todas cometemos con nuestras brochas
- No limpiar las brochas regularmente. La acumulación de productos anteriores puede afectar el rendimiento y la aplicación del nuevo producto. Limpiar las brochas regularmente ayuda a mantener su rendimiento y evita la transferencia de colores no deseados.
- No utilizar la brocha adecuada. Cada tipo de brocha tiene un propósito específico. Usar la brocha equivocada puede afectar la aplicación del producto y el acabado final. Por ejemplo, una brocha para base de maquillaje es diferente de una brocha para sombras de ojos.
- Aplicar demasiada presión. Presionar demasiado fuerte al aplicar el producto puede resultar en una aplicación desigual y poco natural. En lugar de aplicar presión, intenta utilizar movimientos suaves y ligeros para lograr un acabado más suave.
- No mezclar adecuadamente. Al aplicar productos líquidos o cremosos, es crucial mezclar bien para evitar líneas y parches. Asegúrate de difuminar y mezclar los productos correctamente para lograr un acabado uniforme.
- No probar la brocha antes de usarla. Antes de aplicar el producto en tu rostro, es recomendable probar la brocha en tu mano o muñeca para asegurarte de que esté limpia y que no queden restos de productos anteriores.
- No adaptar la técnica al producto. Cada tipo de producto requiere una técnica de aplicación específica. Por ejemplo, la aplicación de polvo requiere movimientos diferentes a la aplicación de productos líquidos. Aprender las técnicas adecuadas mejora el resultado final.
- No almacenar adecuadamente las brochas. Almacenar las brochas de manera incorrecta puede dañar las cerdas y afectar su rendimiento. Utiliza estuches o soportes específicos para mantener las brochas en buen estado.
- No considerar la forma del rostro. Al aplicar maquillaje, ten en cuenta la forma de tu rostro para resaltar tus rasgos de la mejor manera posible. Usar la brocha de manera incorrecta puede cambiar la percepción de la forma facial.
¿Cómo sabes si una brocha es buena o no?
Al evaluar la calidad de una brocha, hay varios aspectos clave a tener en cuenta:
- Material de las cerdas. El material utilizado para las cerdas de la brocha es crucial. Las cerdas pueden estar hechas de fibras sintéticas o de pelo natural, como cerdas de cerdo, cabra, pony o ardilla. Las cerdas sintéticas suelen ser duraderas, fáciles de limpiar y adecuadas para productos líquidos o en crema, mientras que las cerdas naturales pueden ser más suaves y adecuadas para productos en polvo.
- Densidad y suavidad de las cerdas. Deben ser lo suficientemente densas para recoger y distribuir el producto de manera uniforme. También es importante que sean suaves y no irriten la piel durante su uso.
- Construcción de la brocha. La forma en que se construye la brocha es esencial. Una brocha de calidad tendrá cerdas bien sujetas al mango, sin caídas ni movimientos excesivos. Además, el mango debe ser cómodo de sostener y proporcionar un buen control durante la aplicación.
- Resistencia y durabilidad. Las cerdas no deben desprenderse fácilmente y el mango no debe romperse o agrietarse con el uso regular.
- Funcionalidad y versatilidad. Debería ser versátil y adecuada para múltiples usos. Por ejemplo, una brocha para el rostro podría funcionar bien para aplicar base, polvos, rubor o bronceador, lo que la haría más versátil y rentable.
- Facilidad de limpieza. Las brochas de calidad deben ser fáciles de limpiar y mantener. Las cerdas deben poder limpiarse sin perder su forma o suavidad original, y el mango también debe ser resistente al agua.