A la hora de hacernos la manicura cada vez apostamos más por formatos duraderos que hagan que se alargue el momento de volver al salón de belleza. El ritmo de vida actual no permite, en muchos casos, realizarse la manicura cada semana o estar pendiente de si se salta el esmaltado. Por eso es muy común confiar en técnicas como las uñas permanentes o semipermanentes ya que su duración suele ser de unas tres semanas o incluso más, dependiendo del nivel de crecimiento de la uña de cada persona o si trabajo que desempeñan a diario las puede dañar.
¿Quién no conoce todavía las uñas permanentes? Es la opción más duradera de manicura o pedicura y un éxito cada vez mayor. Hay diferentes versiones, en función del material utilizado: acrílico, porcelana o gel. En todas estas opciones, la uña puede trabajarse y ver modificada su extensión y su forma, cosa que no pasa con el esmaltado semipermanente. Eso sí, con esta última técnica comparte el requerimiento de un secado vía luz UV, el cual fija el producto y consigue una mayor dureza.
Desde centros especializados, explican que el producto se aplica sobre nuestra uña natural y se trabaja la forma y extensión, según el gusto de la cliente, y luego se esmalta con el color deseado. Es permanente, tal y como indica el nombre, lo único que al crecer la uña se nos irá viendo el crecimiento de la misma. Por tanto, cada 20/30 días (según la velocidad de crecimiento de nuestra uña) hay que ir al salón para trabajar la manicura de nuevo, bien a rellenarla o bien a retirarla, si se desea dejar descansar la uña.
Esta tipología de esmaltado está cada vez más en auge aunque solo pueda realizarse y quitarse con profesionales. En lo que a la retirada atañe, el único modo de quitar uñas permanentes de forma segura es con la ayuda de un profesional ya que emplean una lima eléctrica que debe ser manejada por personas con formación.
¿Puedo quitarme las uñas permanentes en casa?
La respuesta es no. O, al menos, no de forma segura. Según sostienen los expertos "si se retira de manera incorrecta, podremos dañar la uña natural". Entonces, ¿cómo se retiran? En el centro de belleza, lo primero que harán será hacer poroso el esmalte, primero con una lima de una manera suave, para eliminar el brillo y crear poros.
Después de esto, prepararán tus uñas y cutículas aplicando vaselina alrededor de la uña para proteger la piel y las cutículas, para después aplicar acetona pura. Esta se aplicará empapando algodones con la misma y evitaremos que toque la piel para no dañarla. Para fijarla, se hará uso de papel de aluminio durante al menos 15 minutos. Una vez transcurrido el tiempo necesario se frotará suavemente el esmalte hacia la punta. Una vez retirado todo el esmalte, se procederá a hidratar las uñas convenientemente con aceites nutritivos o con cremas hidratantes.
¿Cómo hacerlo tú misma?
Paciencia y tiempo son las claves para hacerlo en casa y es que aunque lo preferible siempre es acudir a las manos de los expertos. También se puede hacer en casa. Existen limas o tornos para limar la uña en casa, lo más importante es hacerlo muy suave y tranquilamente para no dañarnos la uña ni la piel. De hecho, es uno de los pasos que más tiempo debería llevarte para conseguir una base porosa.
Las uñas permanentes tienen una gran cantidad de producto por lo que lo más normal es que no llegues a tu propia uña limando, o no deberías. Ahora, al igual que en el salón, coloca discos de algodón empapados en acetona pura y colócalos sobre las uñas. Puedes envolverlos en papel de aluminio o usar unas pinzas especiales para sujetarlos. En unos 15 minutos el esmalte debería haberse ablandado.
Ayúdate de un palito de naranjo para ir retirando el esmalte de la uña. Si no sale bien deberás poner de nuevo los discos de algodón ya que de lo contrario podríamos dañar la uña y eso es precisamente lo que queremos evitar. Si queda algún pequeño resto también se puede pulir de nuevo con el torno.
Quitar el esmalte sin acetona
Lo cierto es que también puede hacerse sin acetona aunque es la técnica menos recomendada de todas. En este caso, el torno será el encargado de realizar todo el proceso por lo que toda precaución es poca. Para ello debes comenzar limando poco a poco con la lima más gruesa para retirar el top coat. A continuación, con una lima más fina ve quitando el resto del esmalte con mucho cuidado ya que debajo está la uña. Ve quitando ya solo las zonas con esmalte y alisa la base con un buffer muy suavemente.
La hidratación es imprescindible en cualquiera de los casos por lo que, una vez finalizado el proceso, ha llegado la hora de aplicar aceite para las cutículas que han sufrido con la acetona. Si las vas a dejar descansar, una base con vitaminas nunca está de más ya que ayudará a que tus uñas se recuperen más fuertes que nunca.
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