Sabemos que unos buenos tacones pueden elevar un look (y la autoestima) en cuestión de segundos. Nos estilizan, nos empoderan y tienen ese “algo” que transforma un outfit básico en una declaración de intenciones. Pero… ¿qué pasa con nuestros pies cuando decidimos caminar con centímetros de más? Aunque nos encanten —y se merezcan un hueco especial en el armario— los tacones no siempre son aliados de nuestra salud podal. Y entender cómo nos afectan es el primer paso para usarlos con cabeza… y con estilo. Te contamos en este artículo de Primor cómo afectan los tacones a tu salud.
Más allá del glamour: lo que no se ve
Llevar tacones modifica completamente la biomecánica natural de nuestros pies. Al elevar el talón, desplazamos el peso del cuerpo hacia los metatarsos (la parte delantera del pie), lo que genera una presión anormal y constante sobre esa zona. ¿El resultado? Dolor en la planta del pie, inflamación y, en casos prolongados, aparición de juanetes, dedos en garra o fascitis plantar. Además, los músculos de las piernas y la zona lumbar también se ven afectados, ya que tienen que compensar el desequilibrio postural. Sí, todo eso por un par de centímetros extra.
¿Y si los uso solo en ocasiones especiales?
Buena noticia: no se trata de demonizar los tacones. Usarlos de forma puntual y con modelos bien diseñados no debería provocar daños graves. El problema aparece cuando se convierten en un calzado habitual, o cuando elegimos modelos poco amables con nuestros pies. Tacones de aguja, plataformas extremas o punteras muy estrechas pueden ser una pesadilla anatómica si no se alternan con calzado más cómodo y ergonómico. La clave está en la moderación… y en saber escuchar a tu cuerpo.
Tacones sí, pero con conciencia (y truco beauty incluido)
Si te encantan los tacones y no estás lista para dejarlos de lado, tranquila. Hay formas de hacer esta relación más saludable. Empieza por elegir modelos con tacón ancho, de no más de 4-5 cm, y con una plataforma discreta en la parte delantera que compense la inclinación. Busca plantillas de gel o almohadillas específicas para metatarsos, y no olvides alternar con calzado plano de calidad. Y al llegar a casa, mímate: un baño de pies con sales relajantes, un masaje con crema reparadora o incluso estiramientos suaves marcarán la diferencia.
En Primor, puedes encontrar productos para el cuidado de los pies que merecen un lugar fijo en tu rutina beauty: desde cremas antirozaduras hasta exfoliantes, aceites nutritivos y sprays refrescantes para aliviar el cansancio tras una jornada de tacones. Porque sí, cuidar tus pies también es belleza. Y no hay zapato bonito que brille más que unos pies sanos, suaves y bien cuidados.

