Los trastornos alimenticios son una problemática compleja que afecta a muchas personas, especialmente a mujeres, y que va más allá de la simple preocupación por la figura o el peso. Sin embargo, debido a la falta de comprensión y la desinformación, existen muchas creencias (falsas) que rodean a estos trastornos. En este artículo de Primor, desmentimos algunos de los mitos en trastornos alimenticios más comunes y peligrosos.
Los mitos en trastornos alimenticios más comunes
Mito 1: Los trastornos alimenticios solo afectan a mujeres jóvenes y delgadas
Este es uno de los mitos más extendidos y equivocados. Si bien es cierto que los trastornos como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son más comunes entre las mujeres, estos problemas de salud pueden afectar a personas de cualquier género, edad, etnia y tipo de cuerpo.
Los hombres, por ejemplo, también pueden desarrollar trastornos alimenticios, aunque frecuentemente no se les presta la misma atención. Además, los trastornos alimenticios no dependen exclusivamente del peso corporal; son el resultado de una combinación de factores emocionales, psicológicos y sociales.
Mito 2: Las personas con trastornos alimenticios siempre son conscientes de su problema
Es un error pensar que todas las personas que sufren de trastornos alimenticios son plenamente conscientes de lo que están haciendo a su cuerpo. En realidad, muchos no reconocen la gravedad de su comportamiento hasta que alcanzan una etapa crítica. Las conductas relacionadas con la restricción alimentaria, el atracón o la purga pueden convertirse en hábitos tan arraigados que la persona los ve como algo normal. El trastorno alimenticio se convierte en un mecanismo de control frente a la ansiedad o el estrés, y no siempre se percibe como algo que deba ser tratado.
Mito 3: Las personas con trastornos alimenticios lo hacen por vanidad
A menudo se cree que las personas que padecen estos trastornos lo hacen únicamente por querer cumplir con un ideal estético. Puede ser un factor desencadenante, pero los trastornos alimenticios son mucho más profundos. Su origen suele estar relacionado con cuestiones emocionales y psicológicas, como baja autoestima, ansiedad, perfeccionismo, trauma, o incluso un intento de tener control sobre aspectos de la vida que parecen incontrolables.
Mito 4: Solo las personas con un peso extremadamente bajo tienen trastornos alimenticios
Este mito se asocia principalmente con la anorexia, pero es importante aclarar que los trastornos alimenticios no siempre se reflejan en un peso corporal extremadamente bajo. De hecho, personas con un peso normal o incluso con sobrepeso pueden estar luchando con trastornos alimenticios como la bulimia o el trastorno por atracón. La obsesión con la comida y el peso no siempre se refleja en el cuerpo de la persona, sino en su relación emocional y mental con la comida.
Mito 5: El tratamiento para los trastornos alimenticios solo involucra cambiar la dieta
El tratamiento para los trastornos alimenticios es multidisciplinario e involucra no solo cambios en los hábitos alimenticios, sino también una intervención psicológica significativa. Abordar los problemas emocionales y mentales subyacentes es crucial para una recuperación a largo plazo.
Esto suele incluir terapia cognitivo-conductual, terapia familiar, y a veces, la medicación para tratar trastornos como la depresión o la ansiedad que pueden estar vinculados a los trastornos alimenticios. Además, el apoyo de grupos y seres queridos juega un papel fundamental en la recuperación.