Los cambios que se dan en la menopausia pueden ser más o menos acentuados dependiendo de la mujer y de varios factores. Desde el estilo de vida, la actividad física hasta la alimentación o el estado emocional pueden afectar a los síntomas que algunas mujeres experimentan durante la menopausia. A nivel hormonal, los cambios que se dan en la menopausia son innegables y totalmente naturales. Por eso, la clave principal es aceptarlos y vivir esta etapa de la vida con la mayor calma posible. Hoy vemos cuáles son los cambios que se dan en la menopausia en varios niveles para que se entienda mejor el proceso.
Todos los cambios que se dan en la menopausia
Como hemos dicho, la menopausia es una etapa de la mujer que cambia la configuración general del cuerpo. Esto es porque, al cambiar las hormonas, cambia también el estado físico y emocional en algunas ocasiones. Vamos a ver cuáles son los cambios que se dan en la menopausia a todos los niveles:
Cambios hormonales
Como hemos dicho, al igual que en otras etapas de la vida de una mujer como la fértil menstrual o el embarazo, la orquesta de hormonas es la que crea las condiciones físicas y emocionales en estas. Durante la menopausia lo que ocurre es que se da una disminución de hormonas. Los estrógenos y la progesterona disminuyen gradualmente a la vez que va avanzando esta etapa de la vida de una mujer.
Por otro lado, el cuerpo produce más hormona folículo estimulante, en respuesta a la disminución de estrógenos, lo que puede ser un marcador de la menopausia y un desencadenante de otros síntomas.
Cambios físicos
Otros de los cambios que se experimentan debido a este cambio de hormonas son los cambios físicos. Son los siguientes:
- Sofocos: los temidos sofocos son arranques repentinos de calor que pueden durar de 30 segundos a varios minutos. Algunas mujeres los describen como una llamada interna.
- Sudores nocturnos: que pueden interrumpir el sueño y causar fatiga y, en estos casos, pueden ser especialmente incómodos y afectar al descanso y estilo de vida.
- Sequedad vaginal: lo que puede influir al mismo tiempo en la calidad de las relaciones sexuales, haciendo que sean molestas en algunas ocasiones. Hay que tener en cuenta que algunas mujeres no sufren de estos problemas y es bueno concertar citas ginecológicas o, incluso, a un/a sexólogo/a para que la vida sexual no se pierda o se complique.
- Insomnio o dificultad para conciliar o mantener el sueño durante toda la noche. A veces también causado por los sudores nocturnos.
- Cambios en la estructura del cuerpo: como aumento de peso o acumulación de grasa en la zona del abdomen. Estos cambios se asocian también con los cambios hormonales.
- La piel y el cabello también cambian. La piel se torna más seca y se pierde elasticidad mientras que el cabello pierde densidad.
Cambios emocionales
Algunas mujeres también acusan cambios emocionales con la menopausia. Evidentemente la solución en estos casos pasa también por acudir a terapia o hacer talleres, cursos y prácticas que te ayuden a aceptar la nueva etapa y las emociones que trae consigo. Sería monótono y sin sentido que toda la vida viviéramos la misma etapa. Algunos de los cambios emocionales más reportados por las mujeres que atraviesan esta etapa son estos:
- Mayor irritabilidad: enfados o cambios de humor repentinos ante los que puede ser bueno preguntarse, ¿qué es lo que me está enfadando? Para poder trabajar sobre la raíz y el foco con el que ves las cosas.
- Ansiedad: en algunos casos los cambios hormonales o síntomas físicos pueden llevar consigo episodios de ansiedad. Sobre todo cuando no se duerme bien y en cualquier etapa de la vida, el cuerpo puede manifestar ansiedad. Trata de tomar infusiones relajantes o hacer ejercicio para regular los ciclos de actividad y descanso y mantener a raya la ansiedad.
- Tristeza: el cambio hormonal y los bajos niveles de estrógenos y progesterona pueden llevar consigo una mayor tristeza, al igual que ocurre en la fase menstrual cuando estos niveles también disminuyen. Hay que tener en cuenta que estas emociones forman parte del proceso.
- Problemas de memoria y concentración: que puedes regular con descansos más frecuentes o planificación.