¿Tienes un piercing y sientes que se te ha infectado? Una de las mejores soluciones es curarlo con suero fisiológico para piercings.
Es importante destacar que no somos profesionales médicos, pero podemos ofrecerte algunos consejos generales para el cuidado de los piercings. Sin embargo, ten en cuenta que siempre es recomendable consultar a un médico si has sufrido alguna anomalía.
Cómo sé que mi piercing está infectado
- Enrojecimiento y calor. El área alrededor del piercing puede estar caliente al tacto y mostrar un enrojecimiento pronunciado.
- Inflamación. La hinchazón es común alrededor de un piercing infectado y puede ser notable.
- Dolor persistente o aumento del dolor. Si el dolor no disminuye o empeora con el tiempo, puede ser un signo de infección.
- Supuración o secreción de pus. La presencia de secreción de color amarillento o verdoso puede ser un signo de infección.
- Mal olor. Un olor desagradable alrededor del piercing puede indicar la presencia de bacterias y una infección.
- Formación de abscesos. En casos graves, puede formarse un absceso alrededor del piercing, que se manifiesta como una protuberancia llena de pus.
Cómo cuidar un piercing infectado con suero fisiológico
El suero fisiológico es una opción comúnmente recomendada para el cuidado de piercings debido a su suavidad y a que no suele irritar la piel. No obstante, has de usarlo bien.
- Limpieza diaria. Durante las primeras semanas de curación de un piercing, es importante limpiarlo regularmente para prevenir infecciones. Lava tus manos con agua y jabón antes de tocar el piercing. Luego, empapa una gasa estéril en suero fisiológico y limpia cuidadosamente alrededor del área del piercing, eliminando cualquier secreción o residuo.
- Remoción de costras. Las costras pueden formarse alrededor del piercing durante el proceso de curación. Puedes humedecer una gasa estéril con suero fisiológico y aplicarla suavemente sobre las costras para ablandarlas antes de intentar quitarlas. No las arranques, ya que esto puede causar irritación o lesiones en la piel.
- Enjuague. Después de limpiar el área del piercing con suero fisiológico, enjuágalo suavemente con agua tibia para eliminar cualquier residuo de suero y secarlo suavemente con una toalla limpia o una gasa estéril.
- Uso moderado. Es importante no excederse en el uso de suero fisiológico, ya que puede eliminar los aceites naturales de la piel y retrasar el proceso de curación. Se recomienda limpiar el piercing con suero fisiológico unas dos veces al día durante las primeras semanas de curación, y luego reducir gradualmente la frecuencia a medida que el piercing cicatriza.
- No mezclar con otros productos. Evita mezclar el suero fisiológico con otros productos para el cuidado de la piel, ya que esto puede interferir con el proceso de curación del piercing y aumentar el riesgo de irritación o infección.
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